Un CEO tiene la responsabilidad de conformar su equipo de trabajo. Valores como disciplina, honestidad y liderazgo priman al momento de escoger el grupo de colaboradores que le rodearán y apoyarán su gestión.
Sin embargo, la creatividad se está convirtiendo en una de las competencias más buscadas, la número uno según un estudio de IBM entre más de 1,500 CEO de 60 diferentes países (33 industrias).
Una de las principales razones es la natural asociación de creatividad con innovación. En su búsqueda las empresas quieren atraer personal creativo y con buenas ideas. Y aunque es un hecho que todos estamos predispuestos para tener buenas ideas (tenemos el mismo cerebro morfológicamente hablando) también lo es que hay algunas barreras a la creatividad en las empresas.
Una de las más poderosas es la falta de tiempo, producida por el exceso de reuniones, algunas improductivas, en las que el resultado es tal cantidad de trabajo que, al salir, no queda otra que seguir, y seguir, y seguir “trabajando”.
Es importante que el estudio de IBM haya encontrado que al salir del ambiente cotidiano la creatividad aumenta, pues siempre insistimos a los CEO que es indispensable parar y pensar, pero no en la sala de juntas sino en espacios diferentes. La sala de juntas es, por naturaleza, un espacio jerárquico poco motivador.
La falsa creencia de que la creatividad es “botar corriente” le hace olvidar al CEO promedio la importancia de la observación. El escritorio es el lugar más peligroso para la creatividad, pues el computador absorbe toda la atención y se olvida que los clientes están en la calle. Aunque lo digital es importante, aún vivimos en un mundo real (no virtual).
Es un hecho también que el cerebro es una máquina. Si recibe el input adecuado, procesa y produce el output que el CEO y la empresa necesitan. Es por ello que el gerente debe empujar a su equipo a aprender de otras industrias (es lo que se conoce como benchmark). Por ejemplo, en un espacio de co-creación y colaboración, la industria de alimentos podría aprender sobre cómo atraer clientes a partir de los paradigmas de la industria de la moda (y viceversa).
Suele pensarse que las ideas no deben compartirse porque “se las roban”, pero en la práctica, entender otros procesos de pensamiento permite enriquecerlas y así producir valor real a la empresa.
Piense en estas sencillas situaciones y responda con sinceridad a estas preguntas: ¿cuándo fue la última vez que conversó con un empleado de la planta? ¿Recuerda haber visto vitrinas recientemente? ¿Cuánto cuesta una cebolla en la plaza de mercado de su ciudad? ¿Sabe qué emisora es la líder entre el grupo objetivo de su producto/servicio? ¿Conoce el proceso de una sesión de ideación real? ¿Cuál fue la última investigación de campo que dirigió personalmente? ¿Almorzó recientemente con alguna persona que no sea de su círculo cercano? ¿Cuándo revisó por última vez algunos perfiles de LinkedIn al azar? ¿Twittea alguna vez, incluyendo algún enlace que no sea de negocios? ¿Es de los que les da pánico subirse a un bus a ver la gente? ¿Cuál es el menú habitual de los empleados de su empresa?
Más allá del escritorio hay vida. Cambiar de roles, entender al otro, destinar tiempo a pensar (no sólo a hacer), salir de la zona cómoda, vagar y jugar, son herramientas que producen creatividad, la misma que muchos CEO buscan desesperadamente en sus equipos pero no encuentran porque siguen buscándola en el mismo lugar: en la sala de juntas.
Diario La República de Colombia
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)