Antes de crear una estrategia de marketing, se debe definir al consumidor objetivo. Esta es una máxima harto conocida por los profesionales marketeros, pero muchas veces la definición del cliente es imprecisa y los resultados de una campaña, fallidos.
Carlos Murguia, director creativo de la agencia Taste, indica que actualmente muchas marcas subestiman la importancia de conocer a sus potenciales consumidores, especialmente su emocionalidad.
Para el especialista, las campañas emplean un lenguaje plano y su mensaje no se diferencia según la plataforma comunicacional en la que se encuentran, no hacen diferenciaciones de acuerdo al nivel de compromiso de cada usuario y, además, no son coherentes.
“Con el afán que la campaña sea atractiva, se olvidan del objetivo de la campaña, que debería ser rentabilizar. Ponen a algún artista pero se olviden de relacionarlo con el producto. Todas las piezas de la campaña on y offline debe ser parte de una misma cosa”, indica.
Murguia argumenta que ahora, la gente ya no cree en la publicidad, tiene mayor poder de elección sobre lo que consume y busca experiencias.
Sobre Taste
La agencia Taste entró hace aproximadamente seis meses al mercado peruano con una propuesta: aplicar el Service Design Thinking para llegar a conocer en profundidad al consumidor de una marca.
Usualmente, esta metodología se aplicaba a la creación de startups y sus modelos de negocio. Y Taste lo aplica en la fase de planning de una campaña.
Con Service Design, se dan las etapas de investigación profunda sobre la percepción de marca en los consumidores, el proceso de análisis e ideación para definir una experiencia de consumo y el proceso de implementación, donde se da un acercamiento a todos los trabajadores de la empresa que tienen contacto con el cliente final.
En este medio año de existencia, la empresa ya ha trabajado con unos 16 clientes, empresas medianas de diversos grupos como hoteleras, automovilísticas, de tecnología y entretenimiento.
“Los procesos demoran pero rinden muchos frutos, hay 100% de satisfacción. Con Service Desing Thinking, se piensa primero en el consumidor como persona, no como número o un ‘joven de 18 a 20’. Luego, se toma decisiones estratégicas para que la persona sea cautivada por la marca, es un enamoramiento”, expresó.
La inversión que hacen las marcas por este trabajo oscila entre los US$ 10,000 a US$ 80,000, dependiendo del tamaño de la empresa (por su implementación) y de la cantidad de información que se necesite levantar.