Como jefe o propietario de un negocio, su tiempo es limitado y necesita contar con un equipo de profesionales capaces que lo ayuden a lograr los objetivos trazados.
“Incluso si su organización funciona como una máquina bien engrasada, por lo general hay al menos un miembro del equipo que le causa más estrés que los demás”, comenta Jayson DeMers en un artículo publicado por LinkedIn.
Puede que ni siquiera se dé cuenta, pero estas personas consumen su tiempo y afectan el negocio al distraer su atención de las tareas que tiene que realizar cada día.
Aunque hay muchos tipos de personas que dañan la productividad de una oficina, ninguno es tan perjudicial como aquellos que perjudican directamente a los responsables de tomar decisiones estratégicas. Estos tres tipos de personas deben ser removidos de su personal tan pronto como sea posible.
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1. El problemático
Si su oficina no tiene un problemático, considérese afortunado. Presentes en casi todos los grupos, estos individuos viven la vida como si fuera un reality show. “Ellos disfrutan agitar las cosas y luego se sientan a ver el espectáculo”, advierte DeMers.
Es probable que usted tenga que intervenir con frecuencia en discusiones entre empleados y ver al ‘problemático’ en el centro del pleito. Ya sea exponiendo lo que alguien dijo acerca de otra persona o acusando a alguien de descuidar su trabajo, estas personas constantemente requieren su atención como árbitro.
Por desgracia, ellos hacen más que simplemente malgastar la productividad del grupo. Sus conversaciones en privado son a menudo negativas y la actitud puede ser contagiosa. Esto es especialmente cierto si el ‘problemático’ dirige la atención hacia la gerencia de la empresa, provocando una aversión general que lleva a mayores problemas dentro de la organización.
Lidiar con este tipo de personas puede ser una situación delicada, ya que gran parte de lo que hacen es socializar. Algunas empresas han implementado políticas contra los chismes, pero al final suele ser imposible hacerlas cumplir legalmente.
Los empleadores deben documentar los comportamientos que han llevado a incidentes en la oficina y abordarlos directamente con el responsable.
2. La víctima
Uno de los retos más difíciles de dirigir un grupo de personas es saber cómo manejar a los que les gusta hacerse la víctima. Estas personas evitan hacerse responsables de sus propias acciones y prefieren culpar a otros por las malas situaciones.
Ellos siempre tienen una excusa, y sus constantes quejas no pasan desapercibidas para sus compañeros de trabajo, quienes incluso pueden empezar a desarrollar su propia mentalidad de ‘víctima’ como resultado de ver que otros lo hacen.
Aún más contagioso es el empleado que parece siempre tener alguna dolencia. Mientras que cada empleador quiere que su personal esté lo más saludable posible, en ocasiones hay personas que se aprovechan de la generosidad del empleador, alegando una serie de condiciones médicas que, con el tiempo, llegan a ser infundadas. Con demasiada frecuencia, el empleador queda sin saber a ciencia cierta si la persona está realmente enferma o está simplemente tratando de aprovecharse del sistema.
La cuestión primordial en el lugar de trabajo es cómo las acciones de la persona están afectando el negocio en su conjunto. Las ausencias crónicas y la negativa a participar de una persona eventualmente serán notadas por otros empleados, que probablemente se sentirán resentidos por tener que cubrir al ‘faltón’.
Para evitar problemas, tenga una política con respecto al absentismo, dejando en claro que siempre es necesario presentar un descanso médico. Además, cuando una tarea involucre un gran número de empleados, que quede claro que todo el mundo está obligado a participar.
Mantenga una cuidadosa documentación de cada incidente y, si los problemas persisten, tenga una charla con el empleado sobre sus problemas. Deje en claro que si la persona continúa faltando al trabajo o negándose a participar en las tareas, se tomarán medidas que pueden incluir el despido.
3. El rebelde
Estos rebeldes sin causa están decididos a romper las reglas, desde las más simples hasta las más complejas. Si hay un código de vestimenta que prohíbe los polos con eslóganes, esta persona va a llevar uno cada viernes. Si existe un procedimiento establecido sobre cómo se deben completar las tareas, ellos se saldrán del cuadro a cada rato.
Mientras que algunas empresas son menos restrictivas que otras, todos los negocios por lo general tienen algunas reglas para evitar problemas y seguir siendo productivas. Estos empleados parecen ver las “reglas” como un “control” y querrán luchar con usted en cada paso del camino.
En lugar de involucrarse en una lucha de poder con estos renegados, determine si hay maneras que usted puede trabajar con los rebeldes en vez de ir en contra de ellos.
A menudo, un rebelde no es más que un pensador independiente que quiere hacer una diferencia en el mundo, y no solo seguir lo que otros les dicen. Si usted puede poner estas cualidades a favor de su organización, es posible que tenga un empleado que puede ayudar a su organización a crecer.
A veces, sin embargo, la mentalidad rebelde viene de alguien que va un paso más allá y trata de tomar el mando. Esta persona tiende a ser percibida como un sabelotodo, negándose a escuchar las instrucciones y en su lugar elige hacer las cosas a su manera.
Lo peor de todo es que podría haberse nombrado a sí mismo como líder dentro de la organización, ordenando a otros empleados. Si se les da suficiente tiempo, este tipo de comportamiento tóxico podría alejar algunos de sus mejores empleados.
Independientemente de que la actitud de un empleado sea o no un beneficio para su organización, sin duda puede tener un impacto en la moral del empleado. Al ver que alguien está violando las políticas de la empresa, otros pueden comenzar a preguntarse por qué tienen que seguir las reglas cuando todos los demás no lo hacen.
Por esa razón, usted tendrá que hacer cumplir las políticas de la empresa de una manera uniforme, ya sea un código corporativo de vestimenta, de horas de oficina y asistencia, de plazos de proyectos, o alguna otra regla claramente definida.
Conclusión
Dirigir empleados es uno de los retos más difíciles para los jefes o dueños de negocios. Al identificar a los empleados que drenan la productividad y ralentizan el crecimiento del negocio, usted será capaz de separarlos del grupo y traer a profesionales que le ayuden a alcanzar las metas a largo plazo.